La lactancia materna es una de las formas más eficaces de garantizar la salud y la supervivencia de los niños. Sin embargo, contrariamente a las recomendaciones de la OMS, menos de la mitad de los lactantes se alimentan exclusivamente con leche materna. La leche materna es el alimento ideal para los lactantes. Es segura, limpia y contiene anticuerpos que protegen de muchas enfermedades propias de la infancia. Además, suministra toda la energía y nutrientes que una criatura necesita durante los primeros meses de vida, y continúa aportando hasta la mitad o más de las necesidades nutricionales de un niño durante la segunda mitad del primer año, y hasta un tercio durante el segundo año.
Los niños amamantados muestran un mejor desempeño en las pruebas de inteligencia, son menos propensos al sobrepeso o la obesidad y a padecer diabetes de adultos. Las mujeres que amamantan también presentan un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama u ovario. Ahora bien, pese a que la lactancia materna es un proceso natural, no siempre es fácil. Las madres necesitan apoyo tanto para iniciar la lactancia como para mantenerla. Por ejemplo, el apoyo en el lugar de trabajo es clave.
Las pruebas demuestran que, si bien las tasas de lactancia materna disminuyen significativamente cuando las mujeres se reincorporan al trabajo, estos efectos negativos pueden neutralizarse cuando los lugares de trabajo facilitan que las madres sigan amamantando a sus hijos. Otro tema que interfiere con la lactancia materna es la comercialización incorrecta de las leches de fórmula. Los servicios de asesoramiento pueden velar por que las madres y las familias reciban ese apoyo, además de la información, consejos y la confianza que necesitan para alimentar a sus bebés de forma óptima.
El asesoramiento sobre lactancia materna puede ayudar a las madres a sentirse más seguras, sin dejar de respetar sus circunstancias y decisiones personales. Puede empoderar a las mujeres para superar dificultades y evitar prácticas alimentarias y de atención que puedan perturbar un amamantamiento óptimo, como ofrecer a los lactantes y a los niños pequeños líquidos, alimentos y leche de fórmula que serían innecesarios. Mejorar el acceso a la educación sobre la lactancia materna puede incrementar la duración de la lactancia materna y promover la lactancia exclusiva, lo que beneficia a los bebés, las familias y las economías. Para finalizar, la lactancia materna ofrece a todos los niños el mejor comienzo posible en la vida, ya que aporta beneficios de salud, nutricionales y emocionales tanto a los niños como a las madres y forma parte de un sistema alimentario sostenible.